martes, 18 de octubre de 2016

¿Qué es una escuela?

Carlos Barría Román
En la primera reunión de nuestro Cartel, compartiendo lo que se había vivido en el Congreso de la AMP, recortamos la siguiente constatación: Hay trabajo analítico en Chile. El hecho de que este trabajo haya sido alojado en un movimiento hacia la Escuela, nos causó una serie de interrogantes tales como: ¿Para qué una escuela? ¿Qué relación entre nosotros y una Escuela? ¿Cuál es la diferencia entre Escuela, institución, grupo, comunidad, asociación?¿Qué conforma una escuela? Etc. Amarramos todas esas preguntas en una sola interrogación: ¿Qué es una Escuela?

Hacerse esta pregunta por el ser de la Escuela, podría seducirnos a precisarla pregunta con la enseñanza Aristotélica sobre el saber y el ser. En su Metafísica, el filósofo señala que la ciencia más sabia y digna, es aquella que se pregunta por los primeros principios y las primeras causas de algo. En este sentido, se sabe sobre algo cuando se conocen sus causas primeras y sus primeros principios, es decir, las causas y principios del ser y del llegar a ser de cualquier cosa sustancial que haya en el mundo. Y para esto necesitamos conocer el principio formal que nos responde la pregunta por: ¿qué es eso? El principio material que nos responde la pregunta: ¿de qué es? La causa eficiente, que responde a la pregunta: ¿quién o qué produce la cosa? Y por último, la causa final que nos responde la pregunta: ¿para qué? Sin embargo, la metafísica Aristotélica no nos sirve aquí, puesto que la senda trazada por Freud y continuada por Lacan, se topa con una lógica que queda por fuera de lo sustancial. Se trata de una lógica que horada el ser. Es la lógica del significante en tanto elemento no sustancial, que no puede ser descrito por propiedades intrínsecas o por un ser determinado, pues se trata solamente de un elemento diferencial. Saussure dice que la lengua no es sustancial, sino que está hecha solamente de diferencias. Y es justamente en este campo, donde Freud va a ubicar lo inconsciente y Lacan al sujeto del deseo, sujeto que es una falta en ser y que remite a un Otro del lenguaje también en falta. Si a esto añadimos la tesis de Miller de que la Escuela es un sujeto, entonces la pregunta por el ser de la Escuela no se puede trabajar en términos Aristotélicos de causas y principios. Pero sí en términos de causa analítica. Si la escuela es un sujeto, está determinada por significantes y por un acto de interpretación que opera sobre ese sujeto escuela. Y para esto se necesitan analistas. En los Objetos de la pasión, Laurent dice que no vamos a encontrar aquella Escuela donde el S1 y el S2 estén tranquilos, pues pasamos pensando y repensando la Escuela en tanto que hay algo que no cierra. Sólo hay deseo de Escuela. Podemos agregar que también hay transferencia y suposición de saber.


En efecto, el significante Escuela rápidamente nos lleva a una relación con el saber. Sin embargo, se trata de una relación al saber muy distinta a la relación al saber que ofrece el espacio universitario. Es importante hacer estas distinciones. Los que trabajamos en el ámbito universitario, por ejemplo, sabemos con qué facilidad la ciudad superpone universidad y escuela sin mucho problema. Sin embargo, es sencillo mostrar que no coinciden. En principio, no coinciden en origen, puesto que la escuela como señala Lacan, se inventó en la antigüedad como un lugar de refugio ante el malestar en la cultura. Se buscaban coordenadas éticas para vivir, en el sentido de ética como principio de orientación interno, opuesto a la moral en tanto hábitos de la cultura. Nos remite además a Grecia y a Roma donde las personas seguían la enseñanza de alguien. Alguien que hablaba bien dice Miller y que se autorizaba por sí mismo. Sin licenciatura, sin garantía dada por un Otro. El Jardín de Epicuro, por ejemplo, funcionaba como un refugio bastaste cómodo por lo demás, donde se podía hablar de la búsqueda del placer como principio orientador. Menos cómodo era el refugio de Diógenes en su barril. Los que seguían a Diógenes eran conocidos como los perros. Había que seguir a Diógenes por las calles si uno quería saber algo de ese saber vivir. En este caso, era vivir sin necesidad del Otro social. Eran distintas sabidurías para hacer algo con el malestar.

La universidad en cambio, surgió en el siglo XII, mucho antes que la ciencia moderna, como lugar de repetición y conservación de un saber, por ejemplo, de la suma teológica de Santo Tomás. En este sentido de conservación de un saber, la universidad podía llegar a ser un lugar bastante muerto. Un lugar aburrido, según Miller. Pero más aún, con la incorporación en el espacio universitario de la producción de saber de la ciencia moderna, se convirtió además en un lugar que participa del malestar en la cultura. Se convirtió en el lugar de transmisión de técnicas en desmedro de una reflexión ética que permita un saber para vivir. En términos de Heidegger, se privilegió el pensar calculador por sobre el pensar reflexivo. El pensar calculador, sería ese que reduce todo a la medida y al número, elidiendo al sujeto del deseo. Así que las cosas en términos de saber, se pueden volver muy aburridas en la universidad cuando se extirpa lo que introduce el deseo.

La Escuela en cambio, no es sin deseo. Supone una implicación subjetiva, un trabajo constante, una incomodidad perenne, puesto que no es algo que se cierre como lo son los sistemas filosóficos. Es importante recordar en esto a Freud, puesto que no va a ubicar el psicoanálisis del lado de una filosofía, ni de una cosmovisión. La Escuela Psicoanalítica no transmite un saber acabado como podría haberse pretendido en las Escuelas de la Antigüedad, donde se definía con precisión cuáles eran los significantes amos y los ideales a los cuales había que identificarse. Algo de esto vuelve a aparecer en el mundo psi y en algunos tipos de psicoanálisis. Pero no es la Escuela que nos provoca. Habrá que seguir preguntándose por la causa y la relación con esa Escuela como refugio, sabiendo que la pregunta por qué es la Escuela, es algo que no cierra puesto que no es del orden de lo sustancial. Entonces hay que interrogarse por la causa. Lo que causa Escuela.

En el Cartel esta pregunta por la causa analítica, nos ha puesto a trabajar. Hay preguntar por el poder en la Escuela. Cómo hacer con ese poder que es inherente a la palabra y a la transferencia. Cómo pensar lo femenino en la Escuela en tanto no todo de la Escuela. Se juega también en este trabajo, el circunscribir la propia posición subjetiva en relación a la Escuela. Hay una elección en juego que se relaciona con la pertenencia o no. ¿Por qué no seguir como antes? ¿Qué se pierde y que se gana con la Escuela?También: ¿cómo se resguarda que la escuela no opere como una institución jerárquica y de poder, que deja de causar y movilizar. En el fondo: ¿cómo se hacen la práctica, para que una escuela que apuesta a la diferencia no se vuelva como cualquier otra institución, como la IPA?Por último, algunos están pensando la relación soledad y escuela.

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